No voy a comenzar por el principio; sino, por una fecha puntual para nosotros y esa está bien fresca y nos servirá a todos para reflexionar al respecto de lo que, hoy, se manifiesta con total grandilocuencia en las guerras.
El 18 de octubre de 2019 se inició el proceso, coordinado, de alzamiento de la población en Chile, contra el gobierno de turno y las instituciones de orden y seguridad. Lo cierto es que, desde la Primavera Árabe, el modo de operar está siendo aplicado (Túnez, pasando por Egipto, Sira, Yemen, etc. Sin olvidar a Libia) Sin embargo, esto siguió en ejercicio y llegó hasta Ucrania. También Hong Kong se vio lidiando con estas coordinaciones y, por último, aunque no es una guerra como tal se le denominó la guerra incivil: al Brexit.
Acá, es importante preguntarse ¿Quiénes son los que hacen las coordinaciones? ¿Cuál es su capacidad para la intervención de la sociedad? ¿A qué bandera le responden? Esta última pregunta la utilizaré para suponer quienes son los enemigos de Chile. Esos países que no comparten nuestro modelo, nuestra política, nuestras alianzas y las acciones por las cuales sometemos a una brutal presión a la población y nos hicimos acreedores, el 18 de octubre de 2019, de lo que denominé como Guerras Urbanas.
Todo depende del gobierno de turno y como es su política exterior. En el Caso de Chile el Ministerio de Defensa, la Cancillería y las declaraciones y acciones del Presidente. Siendo así el gobierno de derecha fue golpeado por estas coordinaciones, utilizando todo el poder de azuzamiento por las comunicaciones digitales y se le sumió en una Guerra Urbana. El proceso fue detenido y controlado por la declaración de una pandemia global y las restricciones de movilización se aplicaron para la vía de una emergencia sanitaria, sin precedentes.
Entonces, los coordinadores se pueden inferir sin inconvenientes: declarados adversarios a las corrientes que pueden dominar un país. Si son proclives a la derecha tendrán sus adversarios y si la tendencia es a la izquierda, aparecerán los rivales de siempre.
Pero todo esto escrito es para evidenciar una situación planetaria que aqueja al sector euroasiático y que tiene miles de análisis. En el caso de esta observación, solo me dedico a evidenciar que tanto los movimientos físicos como tecnológicos nos han llevado a este escenario beligerante.
Ucrania ya había sido impactada en el 2014 con la nueva tecnología para movilizar a la población y usarla como munición. Aquello contribuyó para que la configuración de hoy se diera y la posición de Rusia estuviera más que incómoda.
Chile fue impactado en el 2019 y tanto las coordinaciones como el trabajo digital se manifestaron desde un sector antagónico al gobierno del momento. Obviamente, nuestros aliados salieron en nuestra defensa y continúan en ese menester.
2022 es el año escogido para cancelar a una potencia militar y económica. Los concertados ya han sido declarados por el agredido y no veremos pacíficos escenarios.
Le economía de unos ya está quebrada y buscarán quitar la capacidad monetaria a otros, porque la hegemonía y supervivencia es necesidad de imperios, naciones, corporaciones y cuanto ser necesite mantener su estilo de vida, su negocio próspero y públicos necesitados de sus mercancías. Por ello se coordinan escenarios, se intervienen mercados, comercios y desplazamientos; ocultando desde donde atacan, encubriendo a sus agentes y cambiando banderas para no reconocer a las verdaderas.
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